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Justo en este momento alguien practica -mentalmente- cómo comunicarle a su pareja que se va. Muy cerca, alguien se ilusiona con algo que quizás nunca suceda. Está el que quisiera olvidar lo sucedido este fin de semana, sentado a la par de alguien a quien ya no le interesa lo que suceda el próximo fin de semana. En estos momentos alguien está sufriendo un ataque cardiaco y a kilómetros de distancia alguien lleva su rendimiento físico a niveles dañinos, a la espera de que su resistencia cardiovascular incida en que alguien quiera acompañarle en su vida.
En estos precisos momentos alguien añora el sabor de la comida de alguien que ya no está y otra persona se hinca frente a un excusado a desechar aquello que supuestamente le resta belleza. Muy cerca de nosotros alguien espera un mensaje que sigue sin llegar, otro intenta resarcir las consecuencias de un mensaje que no debió haber enviado y está también el que sabe que ya no hay mensaje que valga. Mucho más cerca de lo que nos imaginamos se encuentra alguien a punto de tomar una muy mala decisión, quien quizás colinde con alguien que no tomará la decisión correcta por el miedo a defraudar. Quizás frente a nosotros hoy se cruce alguien que apareció solo para enseñarnos una cruda lección. Quizás seamos nosotros los que le aportemos a alguien alguna enseñanza de valor.
Estadísticamente sabemos que en este momento nacen miles de niños en el mundo y probablemente dicha estadística se compare con la de todos aquellos que ya no quieren encontrarle sentido a su existencia. Estarán los que vuelven a ver al cielo en busca de respuestas, los que sienten que la respuesta no es satisfactoria y los que ya no quieren ser enfrentados por una sola pregunta más.
Todos contamos con algún familiar que no está tan bien como dice estarlo. Todos conocemos a alguien que se esconde detrás de un discurso positivo y alentador. Habrá alguien que tiene que consumir licor para poder soportar su hastío cotidiano y habrá alguien que se acaba de tomar el trago de licor que en un par de semanas justificará un diagnóstico que no deseaba recibir.
Justo en estos momentos alguien cierra todas sus redes en un intento desesperado de lograr algo de autocontrol y alguien abre su primer perfil a la espera de que pueda recuperar todas las miradas que no recibió de parte de sus seres queridos. Existen personas que quisimos y nos quieren, también las hay que no nos quisieron a pesar de nuestro cariño y no faltarán las que no quisimos por egoístas. Acaba de iniciar una lección que promete enseñar cómo eliminar el ego, impartida por alguien cuyo ego cree que eso es posible.
Hoy se estrenó un profesional que no estudió lo que quería y por la tarde despedirán a alguien a quien solo le interesaba su trabajo. Justo en este preciso instante alguien se oculta detrás de las drogas, haciéndonos creer que su búsqueda es espiritual. En menos de dos horas alguien agredirá de algún modo al ser que más dice querer y probablemente la persona afectada no tendrá el valor para tomar una decisión inteligente.
Hoy por la mañana alguien se prometió dejar de hacer algo que ya está haciendo, acrecentando su sentimiento de culpa y su necesidad de autocastigarse. Su vecino, desconociendo la debilidad que lo hace recaer, lo toma como todo un ejemplo a seguir. El mundo está lleno de ciegos dirigiendo a otros ciegos. En estos momentos usted acaba de darse cuenta que acabo de utilizar una referencia bíblica (Mateo). Quizás le haga gracia. Quizás le ofenda.
Puede que nos duela reconocerlo pero… todos estamos lidiando con cientos de cosas. A algunos les suceden cosas terribles, a otros les atrae el drama. Y no creo que existan problemas ínfimos. Creo que cada prueba a la que nos enfrentamos merece la seriedad requerida para resolverla. En un mundo en el que los sistemas religiosos y políticos hacen gala de sus más burdas contradicciones, no queda más que adoptar una posición ética. Ya es hora de que nos hagamos responsables de nuestro presente. Ya es hora de que dejemos de chapalear en todo lo que no sucedió como deseábamos o creíamos merecer. Ya es hora de que comprendamos que el futuro es incierto y hasta puede que no cuente con la extensión que esperamos.
No sé cómo terminará el día de hoy, pero se que lo que sucedió ayer no lo puedo modificar. Pasar recordando nuestros «errores» no es más que un modo solapado de postergar.
En este momento le agradezco que haya llegado hasta acá. En este instante deseo pensar que esto le servirá de algo a alguien.
Allan Fernández, orientador filosófico / Podés seguirme a través de Instagram y Facebook o suscribirte a mi boletín semanal.