¿Qué es Mary Poppins?

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Cuando anunciaron la película «el regreso de Mary Poppins» pensé: «ay no, voy a tener que ir a verla«. En mi cabeza, dicho personaje era la antítesis de cualquier historia que pueda llegar a interesarme. Pero una vez más me equivoqué.

Ayer por la noche vimos la película original, la de 1964. Esta película, al igual que algunos clásicos de Disney, fue re-editada, no tanto en contenido, sino en paleta de colores. No sé si en cine se llama así, pero en grabación musical se diría una remasterización. Tomaron los colores originales y los “avivaron”. Lo que se busca es tratar de que la película muestre una imagen más moderna.

Podrán imaginarse que mis expectativas eran nulas. Donde vi la duración de la misma (2 horas y 20 minutos), cerré mis ojos un segundo y me dije: “Allan, salíte de tu zona de confort un ratito, ya que lo pasás recomendando en consulta”. Y así lo hice. Vi el reloj por última vez, me senté lo más cómodamente que pude y, haciendo gala de un estoicismo no siempre presente, decidí poner atención.

La película es hermosísima. Su contenido es altamente filosófico. Pasé toda la película pensando en Jodorowsky y en El Principito y en Jung. Es un tratado de emancipación total. Es casi un manual para experimentar la sensación de libertad que todos anhelamos, esa que erróneamente tantos buscan en el reconocimiento social, en la pareja, en las corporaciones religiosas, en las drogas.

¿La vieron? No se las voy a contar. Véanla. Yo jamás habría pensado que una película tan arcaica -aunque asumo que en los sesentas tiene que haber sido un shock tecnológico- mantuviera a mi hija atenta. Es que es el tipo de películas a las que no les falta nada. Si me permiten una confesión personal, pocas cosas me generan más aversión que los musicales y esta, siendo una, está tan bien balanceada que no se siente como tal. Las coreografías, en algunos momentos, llegan a ser casi actos de acrobacia circense. La actuación de Dick Van Dike me parece sorprendente. Es un artista completo: baila, canta y da una cátedra de control y elasticidad física y motriz.

Pero, ¿por qué mencioné a Jodorowsky y a Jung? La película te va contando cómo un ser humano pasa de la represión social a la libertad. Ese camino se ve plasmado en la transformación del Sr. Banks, padre de los niños que Mary Poppins cuida. De entrada encontramos al típico padre de familia interesado en las finanzas y el qué dirán. Lo único que parece importarle es el respeto a las convenciones sociales. Todo lo que no calce en dicho encajonamiento es desechado “ad portas”. Sin embargo, en la medida en que va descubriendo lo ridículo de sus intereses, empieza a convertirse en alguien que se libera de las normas. A los ojos de algunos, se convierte en un loco. ¿Y qué es un loco? Nos explicaba Cristobal Jodorowsky hace un par de años: muy fácil. Alguien que hace lo que quiere, no lo que debe. Alguien que danza por la vida. Alguien que ya no está interesado en marchar al compás de los tambores que ordenan al rebaño social. La belleza de la locura -favor no confundirla con la locura en un sentido psiquiátrico- es que termina siendo contagiosa. Aquel que vive lúdicamente, “infecta” a los otros con su deseo de vivir y experimentar. En términos nietzscheanos, se convierte en un super hombre y en un niño a la vez.

Es de Carl Jung de quién Alejandro Jodorowsky toma el concepto de “arquetipo”. Según la visión de este autor chileno, en nuestra cabeza -nuestra mente, nuestra psique- se encuentran todos los arquetipos fundamentales -representados en los arcanos mayores del tarot-. Todos somos un poco locos, un poco reyes, un poco reinas, un poco diablos, un poco magos, un poco ermitaños, un poco muerte, un poco sol, etc. El problema es que muchas veces unos se manifiestan con mayor fuerza que los otros. El único modo de sanar, según él, es aceptar toda esa diversidad, afinarla y ponerla a trabajar a nuestro favor. El tarot, entonces, según él, es más un manual de crecimiento existencial que un aparato de adivinación, idea que ya encontrábamos en Carl Jung (discípulo predilecto de Freud por muchos años).

¿Vieron el título? ¿Qué es entonces Mary Poppins? Mary Poppins es la representación de nuestra voz interna, de nuestra inteligencia existencial, de nuestro sentido común. Es la maestra que nos aconseja: es la razón. Es la que nos invita a jugar. Es la que nos recuerda que lo verdaderamente importante no es lo que el sistema enseña (ya entenderán por qué pensé en “El Principito”).

Moraleja: tenemos que salirnos más de nuestras zonas de confort.

Allan Fernández, Psicólogo Clínico / Facebook

8 comentarios

  1. Elsa

    Me agrada ese el comentario acerca de la película, hace unos días la ví, creo que la volveré a ver para ponerle más atención y de verdad sacar y comprender todos esos detallitos de los que usted nos escribe.

  2. Ivannia

    Gracias siempre por escribir, me encanta leerlo, hace unos meses que decidí empezar a sanar todo aquello que creo debía hacerlo, estoy aprendiendo a escuchar mi yo interior (Todas las versiones de mí) dejar de ser tan miedosa al qué diran y a ser más libre, sin duda alguna hasta se respira mejor, por cierto gracias por la recomendación de la peli.

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